En el contexto de las smart cities, el universo de Big Data, IoT, M2M y otras tecnologías afines son un gran aliado para que aquellas se concreten en una realidad tangible. Es más, el concepto de ciudad inteligente no se concibe al margen de ellas, pues por diferentes que sean sus desarrollos, de un modo u otro será deudora de las mismas.
En este artículo veremos cómo llevar a término una visión de ciudad inteligente indefectiblemente se acaba apoyando en los grandes volúmenes de datos.
Smart City: Un enorme desafío
La meta puede estar más o menos clara, las fases resultar numerosas y/o complejas o no serlo tanto, pero en todos los casos la consecución de los proyectos implicará enfrentarse a importantes retos relacionados con los grandes datos.
No cabe duda de que las ciudades que aspiran a ser inteligentes, o que están empezando a serlo, se enfrentan a serios desafíos, pues los grandes datos únicamente son la materia prima a partir de la que trabajar.
De este modo, tan solo su procesamiento a través de distintas tecnologías de Big Data, en suma, permiten dar el paso decisivo a la hora de resolver los diferentes problemas urbanos.
Las áreas en las que el Big Data puede ayudar a construir las smart cities son innumerables, entre otras razones porque, sencillamente, muchas de ellas aún se desconocen. El mismo avance tecnológico, hoy realmente vertiginoso, así como la misma sinergia creada en un mundo tecnologizado abre siempre nuevas posibilidades.
Nuevas y grandes posibilidades que, de nuevo, implican enormes retos a distintos niveles, desde el tecnológico hasta el social, sin olvidar planteamientos de tipo político y también ético. No en vano, las smart cities están estrechamente vinculadas a la municipalidad y, ampliando el foco, a un mundo globalizado, siempre conectado.
Cómo puede ayudar el Big Data a construir Smart Cities.
El concepto de smart aplicado a las ciudades es ya es una absoluta realidad en aquellas ciudades punteras que, por lo general, también se encuentran entre las más pobladas del mundo. Sus ejemplos nos ayudan a entender cómo pueden servir los grandes datos a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, dentro de un marco de sostenibilidad.
De forma genérica, podemos afirmar que los grandes datos son la piedra angular sobre la que descansan las smart cities. En concreto, son claves para diseñar e implementar iniciativas orientadas a resolver problemas urbanos de lo más variopintos.
El modelo Songdo
Encontramos numerosos ejemplos reales de grandes volúmenes de datos como apoyo y/o parte sustancial a la hora de construir smart cities. La ciudad de Songdon es un ejemplo de ciudad completamente conectada, prácticamente construida desde cero con este objetivo.
Son más de tres lustros de avances en este sentido. Desde que a principios de siglo se decidiera llevar este macro proyecto a cabo, esta urbe surcoreana cercana a Seúl es una de las más tecnologizadas del mundo.
Cada pulgada de la ciudad está conectada por cable de banda ancha con fibra óptica y actualmente puede decirse que ha logrado grandes avances que tienen un gran impacto en el día a día de sus residentes.
Entre otros, destacan el sistema de etiquetas RFID en los coches, las tarjetas chip en los contenedores, una vida más segura para los ciudadanos o, pongamos por caso, la instalación de una red de energía inteligente que ajusta las luces de la calle.
Asímismo, además de facilitar la aplicación de la ley, los grandes datos pueden ayudar a reducir las emisiones y reducir la contaminación. Son solo unos pequeños apuntes que buscan servir de ejemplo de proyectos para una mejor gestión de problemáticas o recursos, al margen de la amplia casuística.
Culminar los proyectos, otro gran reto
La construcción de una ciudad inteligente va más allá de un buen planteamiento o de una adecuada ejecución. Como es fácil entender, convertir una ciudad en smart city exige un importante apoyo político y también presupuestario.
De hecho, además del marco y ayuda institucional sus proyectos a menudo constituyen una gran oportunidad de negocio.
Culminar los proyectos e incluso llegar a plantearlos para su concreción es un gran reto, sobre todo, desde un enfoque inclusivo, propio del término mismo de las smart cities. Si bien han llegado para quedarse, su implementación generalizada debe superar todavía numerosos obstáculos.
En este sentido, debemos entender que el fenómeno de las smart cities se encuentra todavía en una etapa incipiente, que debe hacer frente a las dificultades financieras que caracteriza, sobre todo, a las economías en desarrollo.
Ello no impide que el gran volumen de datos que proporciona la actual era digital no tenga un peso específico decisivo. Es precisamente su potencial revolucionario el que añade leña sin cesar a la caldera de la locomotora de los nuevos tiempos.
La explosión de datos se concentra especialmente en las áreas urbanas, por otro lado un polo de atracción para la población mundial, que además no cesa de crecer. En este contexto de superpoblación, de recursos cada vez más escasos y crecimiento exponencial de las ciudades, las políticas públicas se revelan como un instrumento esencial para una mejor gestión urbana.
En este contexto, el Big Data pero, sobre todo, su análisis y uso a través de soluciones tecnológicas ad hoc lo convierten en una herramienta óptima e indispensable para la creación y mejora de las smart cities.
Una tendencia imparable
Lejos de ser un sueño futurista, las ciudades están empezando a utilizar el Big Data para lograr una mejora sustancial, que facilite el uso eficiente de los recursos. Son numerosos los ejemplos que nos muestran cómo la integración de Big Data con tecnologías llevan a la creación de smart cities.
Del mismo modo que podemos afirmar que el Big Data aplicado a las smart cities es una realidad incipiente, no puede negarse que también son muchos los ejemplos maduros. Pero, sobre todo, las expectativas de futuro son tremendas. De acuerdo con un estudio de IHS Technology en 2025 las smart cities tendrán una presencia significativamente mayor.